Glaucoma de ángulo abierto; glaucoma crónico; glaucoma de ángulo cerrado; glaucoma congénito.
Definición
Es una condición en la cual se eleva la presión del líquido interior del ojo (presión intraocular). Esta situación lesiona al nervio óptico, ocasionando pérdida de la visión que puede llegar hasta la ceguera.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Del glaucoma existen cuatro tipos principales:
Glaucoma de ángulo cerrado (agudo)
Glaucoma de ángulo abierto (crónico)
Glaucoma congénito
Glaucoma secundario
Los cuatro tipos se caracterizan por presión elevada en el globo ocular y, por lo tanto, todos pueden causar daño progresivo al nervio óptico.
El incremento en la presión se presenta cuando el líquido del interior del ojo (denominado humor acuoso) no drena de manera apropiada. La presión comprime la unión del nervio óptico y la retina contra la parte posterior del ojo, ocasionando una reducción en el suministro sanguíneo al nervio óptico, el cual lleva la información visual desde el ojo hasta el cerebro.
Esta pérdida del suministro sanguíneo hace que las células nerviosas individuales mueran progresivamente y a medida que el nervio óptico se deteriora, se presentan puntos ciegos en el campo de visión. Lo primero en afectarse es la visión periférica (visión lateral), seguida de una disminución en la visión central (frontal). Sin tratamiento, el glaucoma puede finalmente ocasionar ceguera.
El glaucoma de ángulo cerrado (agudo) se puede presentar en personas que nacieron con un ángulo estrecho entre el iris y la córnea (ángulo de la cámara anterior) y es una situación más común en ojos hipermétropes (los que ven objetos a distancia mejor que los que están cerca). El iris puede deslizarse hacia adelante y súbitamente cerrar la salida del humor acuoso, presentándose luego un aumento repentino de la presión intraocular.
Los síntomas como dolor, enrojecimiento, náuseas y pérdida de la visión se desarrollan rápidamente. En personas susceptibles, el cierre del ángulo puede ser provocado por el uso de gotas que dilatan los ojos. También pueden desarrollarse ataques sin que se presente un evento obvio que los provoque, más comúnmente en las noches, debido a que las pupilas se dilatan de manera natural en la oscuridad.
El glaucoma (crónico) de ángulo abierto es de lejos el tipo más común de glaucoma. En este caso, el iris no bloquea el ángulo de drenaje como si sucede en el glaucoma agudo. En lugar de esto, los delgados canales de salida del líquido al interior de la pared ocular se estrechan gradualmente con el tiempo. Esta enfermedad afecta usualmente ambos ojos y en un período de años la elevación constante de la presión va dañando lentamente el nervio óptico.
El glaucoma crónico no ocasiona síntomas tempranos de alarma y la pérdida asociada de la visión periférica ocurre de una manera tan gradual que la persona sólo puede percatarse de ello cuando ha ocurrido un daño y una pérdida visual sustancial. La única forma de diagnosticar oportunamente esta enfermedad es por medio de exámenes rutinarios de los ojos.
El glaucoma secundario es causado por otras enfermedades, incluyendo las enfermedades oculares como uveítis, enfermedades sistémicas, al igual que por el uso de algunos medicamentos como los corticosteroides.
El glaucoma congénito, presente al momento de nacer, es causado por defectos en el desarrollo de los canales oculares de flujo de líquido y requiere corrección quirúrgica. El glaucoma congénito es usualmente hereditario.
Los factores de riesgo dependen del tipo específico de glaucoma. Para el glaucoma crónico se pueden citar:
Ser mayor de 40 años
Tener antecedentes familiares de glaucoma
Diabetes
Miopía
La personas que tienen antecedentes familiares de glaucoma de ángulo abierto tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar esta condición que las personas que no tienen estos antecedentes. Las personas de raza negra tienen un riesgo cuatro veces mayor de desarrollar glaucoma de ángulo abierto comparados con los americanos de descendencia europea. Se estima que del 1 al 2% de la población mayor de 40 años tiene glaucoma crónico y que alrededor de un 25% de estos casos no se detectan.
Algunos de los factores de riesgo para el glaucoma agudo son:
Edad avanzada
Hipermetropía
Antecedentes familiares de glaucoma agudo
El uso de medicamentos anticolinérgicos sistémicos (como la atropina o las gotas para dilatar las pupilas) en una persona de alto riesgo
Los glaucomas agudo, congénito y secundario son mucho menos comunes que el glaucoma crónico.
Síntomas
AGUDO
Dolor ocular intenso, dolor facial
Pérdida de la visión
Visión borrosa con percepción de halos alrededor de las luces
Enrojecimiento del ojo
Pupila fija no reactiva
Náuseas y vómitos
CRÓNICO
Pérdida gradual de la visión periférica
Visión borrosa o nublada
Dolores de cabeza crónicos leves
Percepción de halos alrededor de las luces con los colores del arco iris
Nota: la mayoría de las personas con glaucoma crónico son asintomáticas hasta cuando la pérdida de la visión periférica es grave.
CONGÉNITO
Lagrimeo
Sensibilidad a la luz
Enrojecimiento del ojo
Opacidad de la córnea
Agrandamiento de la córnea
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es reducir la presión intraocular, para lo cual se utilizan medicamentos o cirugía, dependiendo del tipo de glaucoma.
MEDICAMENTOS:
El glaucoma agudo constituye una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato por parte del personal de un centro de urgencias o un oftalmólogo. La presión intraocular puede generalmente reducirse por medio de medicamentos que se pueden administrar por vía oral, intravenosa o tópica (como las gotas oftálmicas).
En años recientes, se han introducido muchos medicamentos nuevos. La mayoría de los casos de glaucoma se tratan con gotas oftálmicas o combinaciones de varias de estas gotas y el uso de pastillas para tratar el glaucoma ahora es mucho menos común que en el pasado.
CIRUGÍA:
Para el tratamiento del glaucoma agudo, puede ser necesario realizar un procedimiento quirúrgico de emergencia denominado iridotomía. Esta técnica consiste en crear un orificio de drenaje en el iris para disminuir la presión que se ha acumulado y se puede realizar por medio de una cirugía láser, sin necesidad de practicar una incisión en el ojo.
Las personas que están en alto riesgo de glaucoma de ángulo cerrado pueden optar por someterse a una iridotomía antes de tener un ataque y los pacientes que hayan tenido un episodio en el pasado pueden someterse a este procedimiento para prevenir la recurrencia.
Para el glaucoma de ángulo abierto, se puede utilizar el tratamiento láser en el área del ojo donde se presenta el drenaje de líquido. En los casos graves que no responden al tratamiento médico, se puede realizar una cirugía con el fin de crear nuevos canales de flujo.
El glaucoma congénito se trata quirúrgicamente la mayoría de las veces.
Expectativas (pronóstico)
Sin tratamiento, el glaucoma agudo ocasiona una pérdida de la visión grave y permanente después del inicio de los síntomas. Con un tratamiento oportuno se puede conservar la visión.
El glaucoma crónico que no recibe tratamiento puede progresar y ocasionar ceguera en un período de 20 a 25 años. El diagnóstico y el tratamiento oportunos brindan resultados excelentes en la preservación de la visión. El tratamiento previene la pérdida progresiva, pero no devuelve la visión que ya se perdió.
Los resultados para el glaucoma congénito varían dependiendo de la edad en la que se comenzaron a presentar los síntomas.
Complicaciones
Disminución de la visión
Ceguera
Situaciones que requieren asistencia médica
Se debe buscar asistencia médica si se presenta dolor ocular severo o pérdida de la visión súbita, especialmente si se trata de la visión lateral (lejos de la parte central).
Igualmente, se debe acudir al médico si la persona tiene factores de riesgo para el desarrollo de glaucoma y no se ha realizado un examen para esta condición.
Prevención
No existe prevención para el desarrollo del glaucoma de ángulo abierto, pero si se detecta oportunamente y se implementa el tratamiento pertinente, se pueden evitar la pérdida visual y la ceguera posteriores. Los pacientes con factores de riesgo para el desarrollo de glaucoma de ángulo cerrado deben someterse a una evaluación y aquellos que están en alto riesgo se deben realizar una iridiotomía láser para prevenir ataques agudos.
En los pacientes en alto riesgo, el uso prudente de gotas para dilatar los ojos y de medicamentos anticolinérgicos sistémicos pueden minimizar el riesgo desarrollo de ataques agudos.
Todas las personas mayores de 35 años deben realizarse una tonometría (revisión de la presión intraocular) y una oftalmoscopia cada 2 años. Cuando la persona tiene antecedentes familiares de glaucoma o presenta otros factores de riesgo y/o es de raza negra, se le recomiendan exámenes más frecuentes.
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